Devocionales... Para tiempos difíciles
“El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa”. Hebreos 1:3 NVI
¡Dios es maravilloso! Creó el universo y todo lo que existe con el poder de su palabra -y continúa manteniendo todas las cosas con esa misma palabra. ¿Cómo podemos relacionarnos con un ser así? ¿Qué podemos decir a un Dios tan poderoso para que su favor se vuelva a nosotros? Primero que nada, no hay palabras nuestras que puedan persuadir a Dios a que haga algo que él no pensaba hacer. Pero afortunadamente, tampoco es necesario que lo hagamos. Ya que nosotros no tenemos cómo llegar a Dios, él viene a nosotros. Jesús es Dios y a la vez también es hombre. Cuando miramos a Jesús por quien él es realmente, vemos a Dios. En Jesús vemos que a pesar de que Dios es todopoderoso y santo, no nos considera pequeños e insignificantes. Dios nos considera sus queridos hijos, por quienes está dispuesto a hacer cualquier cosa, incluso sufrir y morir en la cruz, para salvarnos. A pesar de que Dios es todopoderoso, Jesús nos muestra que Dios es comprensivo y compasivo. Por encima de todo, Dios quiere que seamos salvos. Él logró nuestra salvación a través de la venida de Jesús.
Amén.
“Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento, y no dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar, espérala; porque sin falta vendrá”. Habacuc 2:3 NVI
Dios tiene un tiempo señalado para cumplir tus visiones, sueños y deseos de tu corazón. No porque haya pasado mucho tiempo o porque has tratado y has fracasado, no significa que no va a suceder. No des por vencidos tus sueños. Recuerda, cada sueño que hay en tu corazón, cada promesa tiene una raíz, Dios la puso ahí. Declara: - Mi tiempo viene. - Dios está trabajando a mi favor. Cuando no sueltas tu visión y cuando hablas vida sobre tus sueños, comenzaras a ver como toman forma. Tu fe crecerá y comenzaras a moverte al destino que Dios tiene para tu vida.
Amén.
“Iré tras ellos y les daré alcance —alardeaba el enemigo— Repartiré sus despojos hasta quedar hastiado. ¡Desenvainaré la espada y los destruiré con mi propia mano! Pero con un soplo tuyo se los tragó el mar… ”. Éxodos 15:9, 10 NVI
Satanás y sus huestes han proclamado palabras de destrucción hacia nosotros los hijos del Dios viviente y nos persiguen constantemente. Desde temprano en la mañana, ya nos están acechando. Cuando vemos a nuestras esposas y esposos ya tratan de poseernos con sentimientos de guerra y no de amor y dulzura hacia el ser que Dios nos ha dado el privilegio de amar. Los jóvenes se levantan sin expresar amor y respeto hacia sus padres o hermanos y son víctimas de un egoísmo que les persigue y no les deja vivir. Luego cuando llegamos a nuestros trabajos, allí está la persecución manifestada en el jefe o compañero de trabajo cuyas palabras negativas destruyen nuestro ánimo. Quizás una palabra grosera, una ofensa, o un chisme. Finalmente, al llegar el domingo, la persecución se acrecienta al desanimarnos aun en nuestra fe. ¿Qué hacer? Es una persecución constante. Satanás y sus huestes también pretenden tomarnos como prisioneros y tomar el botín de las bendiciones que Dios nos ha dado y saciarse con ellas. Ellos pretenden desenvainar sus espadas malignas del chisme, la arrogancia, la envidia, las ofensas y el orgullo para desalojarnos de la vida triunfante diseñada para los nacidos de nuevo. El enemigo también trata por todos los medios de aprisionarnos en dudas, temores, deudas, emociones que nos quieren llevar a falsas doctrinas, sentimientos que nos engañen y traten de atarnos a una fe delirante que no está basada en el fundamento apostólico. ¡Pero no importa, en nuestro Dios hay promesas de triunfo! En medio de esta guerra sin cuartel declarada hacia nosotros, los seguidores del carpintero de Nazaret, nos unimos al cántico de Moisés y el pueblo que le seguía con una declaración que nos anima a seguir luchando, pero tú soplaste con tu aliento y el mar los cubrió. ¡Aleluya y mil veces Aleluya! No importa cuán cruenta sea la guerra declarada. Nuestro enemigo ha dicho solo palabras. Sin embargo, nuestro Dios no declara palabras que desvanecen con la inestabilidad del tiempo. Nuestro Dios es un Dios de acción. Es más, él sopla con su aliento divino y la victoria es segura. Él sopla aliento de vida y el poder divino de su Espíritu Santo nos levanta. Él sopla y su aliento de poder cubre y destruye como mar la obra de Satanás, sus huestes demoníacas y aun a aquellos que desean nuestro mal. ¡Creamos con fe en el cántico de Moisés la victoria es segura!
Amén.
“Esta ayuda que es un servicio sagrado no sólo suple las necesidades de los santos sino que también redunda en abundantes acciones de gracias a Dios. En efecto, al recibir esta demostración de servicio, ellos alabarán a Dios por la obediencia con que ustedes acompañan la confesión del evangelio de Cristo, y por su generosa solidaridad con ellos y con todos”. 2 Corintios 9:12, 13 NVI
Esta que se destaca enfáticamente aquí, es la base de cualquier clase de servicio dentro del pueblo de Dios… la acción de gracias que será levantada para él. Porque se trata de un servicio sagrado, no humanitario, social o compasivo. Entonces ellos, que son la gente destinataria de nuestro servicio, alabarán a Dios y darán gracias, no por nuestra capacidad, por nuestro talento o por nuestra consagración, sino sencillamente por nuestra obediencia. Cuando nuestro servicio apunta a otros logros, como ser… resarcimientos personales ya sea desde lo anímico como desde lo material, resulta servicio nocivo. Una cosa es servir para el reino como reflejo de un estado de salvación por gracia y otra muy diferente es hacerlo para sobresalir en un ambiente de corte religioso por no haber podido lograrlo en el secular. A lo primero, Dios lo respalda, lo confirma y lo bendice. A lo segundo, sencillamente lo aborrece. Nunca te engañes aunque veas a mucha gente “importante” engañada.
Amén.
“Nunca preguntes por qué todo tiempo pasado fue mejor. No es de sabios hacer tales preguntas”. Eclesiastés 7:10 NVI
Esta frase es un dicho famoso de los que ya peinan canas. Antes se vivía más tranquilo, antes se vivía mejor, antes era distinto, antes… Pero encontré que Salomón, tenía un pensamiento distinto. Él no creía esta idea de que todo tiempo pasado fue mejor. Es cierto que necesitamos recordar la historia, para no cometer los errores, para mejorar, para aprender. Es muy importante conocer el pasado y valorarlo. No podemos negar lo que hicimos en nuestra vida y debemos recordarlo y aprender de ello. Pero el problema que la mayoría tiene es que se quedan estancados en el pasado. Por esto Salomón dijo que no había sabiduría en esa pregunta. No se puede vivir del pasado. No se puede mirar para el futuro y tener la mente en el ayer. Una definición de inteligencia es “adaptabilidad a los cambios”. Y es justamente lo que está diciendo Salomón. El sabio es aquel que entiende los cambios y se proyecta para adelante. Tenemos la tendencia a estancarnos, por miedo, por costumbre, por seguridad, por tradición. Y a repetir modelos, porque siempre se hizo así. Pero debemos tener cuidado, podemos cambiar las formas o los modelos dentro de la iglesia, la manera de hacer las cosas. Pero la doctrina no se negocia, no cambia, justamente porque Dios lo definió así. Pero debemos adaptarnos a los medios que hoy tenemos. Está tan equivocado aquel que no quiere cambiar nada, por repetir una forma heredada, como aquel que intenta cambiar, por el solo hecho de cambiar. Hay una tendencia peligrosa hoy que impulsa a esto. Modificar todo, sin pensar en las consecuencias. Cambiar lo antiguo porque es antiguo. Y esto también es un signo de falta de sabiduría. Para Salomón el sabio, es aquel que analizando la historia y viendo el presente, se adapta para crear un mejor futuro. El sabio no es caprichoso, el sabio mira por el bienestar de todos, no es egoísta, piensa para mejor. Sabe cambiar a tiempo para conseguir el mejor resultado. No te estanques en el pasado, crece para la gloria de Dios.
Amén.
“Pablo, apóstol, no por investidura ni mediación humanas, sino por Jesucristo y por Dios Padre, que lo levantó de entre los muertos; y todos los hermanos que están conmigo, a las iglesias de Galacia: Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz”. Gálatas 1:1-3 NVI
La palabra “apóstol”, lo sabes, significa “enviado”. Pablo, dice él mismo aquí, es un enviado de Jesucristo y Dios Padre. ¿Eso significa algo para ti? No, claro, tienes, al igual que tantos cristianos, demasiada costumbre de oír estas cosas y prácticamente ya la mayoría de ellas te resbalan en el entendimiento. Sin embargo, eres el mismo que escribes correos a este y quizás a otros ministerios, preguntando si está bien que existan tantos apóstoles hoy día, como vemos por la televisión cristiana o secular. ¿Qué quieres que te responda? ¿Quizás algo contundente y fuerte para que tú lo uses como espada para destruir la corrupción babilónica? Sé valiente. Los apóstoles no lo son por investidura ni mediación humana, sino por Cristo. Ahora fíjate cuántos de uno y cuántos de otro encuentras…
Amén.
“Éste es el testimonio de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle quién era”. Juan 1:19 NVI
Así es como funciona esto. Así fue en la época de Juan el Bautista, su ministerio y la antesala de la venida de Jesús y así sigue siendo hoy, cuando la iglesia debe cumplir el mismo rol de Juan: anunciar la segunda venida del mismo Jesús que ascendió al Padre. Sólo con una diferencia: la primera fue para redención, la segunda será para juicio. ¿Y cómo reacciona la iglesia estructural, consolidada y de alguna manera “oficializada” en el tiempo? Del mismo modo que aquellos judíos que enviaron emisarios a preguntarle a Juan quien era. Desconfiando, dudando, poniendo en tela de juicio que, si algo provenía de Dios y no salía de ellos, no podía ser verdad. En aquel momento lo fue, hoy no tiene por qué ser distinto. Que esto sirva de sana advertencia a todos aquellos que suponen que, si algo no tiene credenciales, títulos o nombramientos oficiales, igualmente puede venir de parte de Dios, que no sólo no los necesita, sino que incluso no los avala.
Amén.
“Por tanto, pastores, escuchen bien la palabra del Señor. Tan cierto como que yo vivo, -afirma el Señor omnipotente- que por falta de pastor mis ovejas han sido objeto de pillaje y han estado a merced de las fieras salvajes. Mis pastores no se ocupan de mis ovejas; cuidan de sí mismos, pero no de mis ovejas”. Ezequiel 34:7, 8 NVI
- ¡Pero hermano! - ¡No me venga con esto! - ¡Lo que sobran son pastores! ¿Ah, sí? ¿Y qué crees tú que es un pastor? ¿Acaso alguien que tiene una iglesia a su cargo? Eso es, en todo caso, lo que los hombres han armado alrededor del ministerio pastoral, pero lo cierto es que un pastor, es alguien que se ocupa de verdad de las ovejas del Señor. Aquí dice que porque no existen, ellas son objeto de pillaje. ¿Sabes lo que es el pillaje? Robo y abuso indiscriminado. ¿Es en el mundo donde sufren esto esas ovejas? No. ¡No es en el mundo! ¡Pero sí dicen que es por falta de pastor! En cada congregación donde hay un hombre que no ha sido levantado por Dios para ser pastor, hay ovejas expuestas al pillaje que esos mismos hombres llevan a cabo en contra de ellas. Hermanos… ¿Estoy exagerando, hablando barbaridades o diciendo algo que tiene coherencia?
Amén.
“Muy bien le contestó el Señor. Todas sus posesiones están en tus manos, con la condición de que a él no le pongas la mano encima. Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor”. Job 1:12 NVI
Seguramente tú conoces bastante bien esta historia, pero siempre es bueno repetir lo más concreto. Dios le muestra a Satanás a Job, el que dice ser su siervo excelente y hasta alardea de las virtudes del buen hombre. Satanás se fastidia por ello y le dice que todo eso ocurre porque a Job no le falta nada y porque Dios mismo lo protege a él y a toda su familia. Y desafía a Dios diciendo que si le permite sacudirlo un poco, toda la fidelidad de Job desaparecerá. En este pasaje, acabas de leer la autorización de Dios para esa pequeña batalla, con la única condición de que no lo mate. ¿Sabes qué? ¿Jamás se te ocurrió pensar, cuando servías al Señor con lealtad y fidelidad, que muy bien Dios pudo decir de ti algo parecido a Satanás, y que por esa razón luego te llegaron algunos problemas serios? No alcanzamos a entenderlo, de acuerdo, pero resulta ser que a Dios, más que entenderlo, debes creerle y confiar. ¿Difícil? Ni lo dudes. Pero efectivo.
Amén.
“Pero a Ana le daba una porción especial, pues la amaba a pesar de que el Señor la había hecho estéril. Penina, su rival, solía atormentarla para que se enojara, ya que el Señor la había hecho estéril”. 1 Samuel 1:5, 6 NVI
Es tremendo como antiquísimas costumbres todavía se mantienen vivas en las mentes e impulsan a actitudes incomprensibles. ¿Cómo es la vida hoy de una mujer que no puede concebir? Atormentada. Se cree la última basura del planeta simplemente porque su conformación física le está negando quedar encinta y poder engendrar y tener hijos. Es como si estuviera cometiendo un delito por el cual debe andar por la vida pidiendo perdón a todos. Visto desde nuestro ángulo contemporáneo, eso parece ser una soberana estupidez, pero analizado desde lo psicológico, a mí no me caben dudas -sin ser profesional- que el sentimiento tiene mucho que ver con nuestros ancestros y la formación heredada al respecto. Penina atormentaba a Ana por causa de su esterilidad porque, en esa época, serlo significaba ser una mujer de segunda o tercera categoría. Pero hoy no debería ser así, porque las cosas viejas pasaron y he aquí todas son hechas nuevas… todas.
Amén.
“Sara dijo entonces: Dios me ha hecho reír, y todos los que se enteren de que he tenido un hijo, se reirán conmigo”. Génesis 21:6 NVI
¿Existe un sueño o una promesa en tu corazón que parece imposible? Cualesquiera que sean las circunstancia el día de hoy, Dios quiere hacerte reír. Él quiere llenarte de gozo y quiere que sepas que tiene preparadas victorias para tu vida. Quizás estés enfermo y ya Dios te ha dicho que vas a estar bien. Quizás estas pasando por problemas financieros, pero Dios te ha dicho que vas a ser prospero. Hoy decide no escuchar lo negativo y los pensamientos de derrota. Mejor, recuerda la historia de Abraham y Sara. No importa cómo te sientas. No importa que tan mal se mire la situación, suelta una risa de fe. Yo sé que Dios tiene todo en control. Solo tengo que esperar el tiempo para que la promesa llegue.
Amén.
“Mientras el hombre seguía aferrado a Pedro y a Juan, toda la gente, que no salía de su asombro, corrió hacia ellos al lugar conocido como Pórtico de Salomón. Al ver esto, Pedro les dijo: Pueblo de Israel, ¿por qué les sorprende lo que ha pasado? ¿Por qué nos miran como si, por nuestro propio poder o virtud, hubiéramos hecho caminar a este hombre?”. Hechos 3:11, 12 NVI
A la escena te la puedes imaginar tranquilamente. Un hombre harapiento, vagabundo, paralítico de toda la vida, casi formando parte de un decorado diario en ese templo. Un hombre con el que todos los “creyentes” se cruzaban diariamente en su paso hacia el templo. Un hombre que la única atención que podía despertarles era la de emitir algún sonido, ya que moverse no podía, que fuera capaz de desviarles la atención y proporcionarle una limosna. Ese hombre, hoy, ha sido visitado por otros dos hombres no menos vulgares que él y, de improviso, ha sido sanado de su parálisis y se ha puesto de pie caminando normalmente. ¿A quién querían Pedro y Juan que mirara esa gente, sino a ellos, adjudicándoles el poder de sanar a un enfermo? Si todavía hoy, en muchas de nuestras iglesias, cuando hay un caso de sanidad milagrosa, la gente sigue mirando al gestor y no al autor.
Amén.
“—Yo bautizo con agua, pero entre ustedes hay alguien a quien no conocen, y que viene después de mí, al cual yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las sandalias. Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del río Jordán, donde Juan estaba bautizando”. Juan 1:26-28 NVI
Fíjate que notable lo que Juan el Bautista les dice a los enviados de los fariseos a preguntarle quien era y que estaba haciendo. Les dice que “entre ellos” hay alguien que ellos no conocen. ¿Lo habrán entendido estos hombres? De hecho, que no. Estaban espiritualmente ciegos y Juan lo sabía perfectamente. Ellos interpretaron que ese a quien no conocían, podía ser alguien que se postulara a ocupar los cargos y posiciones eclesiásticas que ellos ocupaban. Por eso les entró un miedo atroz a perder sus privilegios y terminaron asesinando a un hombre que jamás podía comprometerlos en lo terrenal. ¿Sabes qué? El espíritu que se mueve, hoy, en oposición para lo genuino que viene realmente de Dios, es el mismo. Los enviados llegan para cumplir un trabajo para el reino y los religiosos los combaten porque temen que los echen de sus cargos y posiciones. ¿Simple ignorancia o ceguera espiritual?
Amén.
“Éstos no nacen de la sangre, ni por deseos naturales, ni por voluntad humana, sino que nacen de Dios”. Juan 1:13 NVI
Esta es la definición más clara, concisa y concreta sobre lo que realmente es el ser llamado hijos de Dios. ¿Tú sabes que muchos hermanos sinceros y fieles, todavía se resisten a tomar esa categoría? Señalan enfáticamente que sólo Jesús puede ser llamado hijo de Dios y que pretender hacerlo nosotros, es una blasfemia. Lo comparan con el deseo de convertirse en Dios que llevó a la caída a Satanás y, por ende, a nosotros como sus seguidores. Muy cauto, prudente y temeroso de Dios lo de ellos, pero… ¿Qué hago con este texto del verso 12 de este capítulo de este evangelio? Mira, si mi Padre celestial ha dicho que todos los que recibieron a Cristo y creyeron en su nombre son llamados Hijos de Dios, yo no sólo lo creo, sino que lo pongo por obra. Si todavía quedan algunos que pretenden que simplemente nos sintamos unos pobres pelagatos salvos de pura casualidad, allá ellos. Yo voy hacia delante como mi Padre me lo ordenó en su nombre, con su poder y como parte de su familia. ¿O no dice también que Cristo es co-heredero conmigo?
Amén.
“pues la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo”. Juan 1:17 NVI
Sabemos que Moisés fue autor de aquella vieja ley que todavía no pocos se empeñan en sostener. Sabemos que Cristo vino para instaurar la era de la gracia, donde Dios mismo nos brinda el favor (no pide nada a cambio) de redimirnos de nuestros pecados y evitarnos la condena y la ejecución sumaria. Sabemos que Cristo mismo dijo que él era la Verdad (además del Camino y la Vida), así que tampoco ignoramos que, cuando se nos habla del conocimiento de la verdad, no se nos está diciendo algo que tenga que ver con estudios o teologías intelectuales, se nos está hablando del conocimiento de Cristo, que siguiendo el hilo del idioma bíblico, significa intimidad. Ahora bien, si Jesucristo nos trajo la gracia y la verdad y con ellas derogó la antigua ley mosaica… ¿Eso implica además que alguna parte de esa ley no era genuina? Sería bueno saberlo, para trasladárselo a los tantos que todavía aman esa ley y no desean derogarla. Aunque se rotulen como cristianos.
Amén.
“Y el Señor me respondió: Escribe la visión, y haz que resalte claramente en las tablillas, para que pueda leerse de corrido”. Habacuc 2:2 NVI
¿Has conocido a alguien que ha tenido sueños grandiosos y nunca hizo nada? ¿Dónde te miras en tu carrera, o relaciones? Ponle acción a lo que crees. Quizás en lo natural no miras que algo está sucediendo, pero no tienes que tratar de figurarlo. Con tu fe y obediencia, Dios trabajara en una forma supernatural en tu situación. Te animo que escribas esos sueños, tenlos frente de ti para que no pierdas tu enfoque. Cuando empieces actuar en ellos, Dios dirigirá tus pasos, te pondrá enfrente las personas indicadas, en el tiempo indicado. Dios te dará sabiduría y favor y cada paso te llevara más cerca a obtener tus sueños.
Amén.
“¿Cómo sabemos si hemos llegado a conocer a Dios? Si obedecemos sus mandamientos. El que afirma: Lo conozco, pero no obedece sus mandamientos, es un mentiroso y no tiene la verdad”. 1 Juan 2:3, 4 NVI
Es necesario que esta reflexión de hoy no te pase por el costado de tu oreja derecha sin penetrar en ella. Es necesario que modifiques tus conductas de años, cuando acostumbrabas a escuchar excelentes mensajes que luego, a los diez minutos de haber concluido, no podías recordar ni siquiera en sus principales conceptos. Va a ser necesario que a esto lo tengas muy presente. Porque hoy mismo te estoy diciendo que, conforme a lo poco que he visto a mi alrededor, que debe ser más o menos similar a lo que has visto tú, sin todo lo que dice este texto es real, lo que nosotros llamamos iglesia, está llena de mentirosos que no tienen la verdad. - ¿Entonces? Entonces concluimos en que, si la gente no tiene la verdad, la gente no ha accedido a la libertad. - ¿Entonces? Entonces comprendemos porque todavía existe tanta gente prisionera en nuestros templos. - ¿Prisioneros del diablo? No, y eso es lo peor…
Amén.
“Dios es testigo de cuánto los quiero a todos con el entrañable amor de Cristo Jesús. Esto es lo que pido en oración: que el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio, para que disciernan lo que es mejor, y sean puros e irreprochables para el día de Cristo, llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”. Filipenses 1:8-11 NVI
¡Esta es una oración intercesora! ¿Sabes? La mayor parte de nuestras oraciones, (y estoy hablando, naturalmente, de las que hacemos a favor de aquellos que verdaderamente amamos), tienen connotaciones de hechicería. ¿Qué es la hechicería? Es el acto de -mediante cualquier método- conseguir que otra persona se someta a nuestra voluntad, así sea para fines nobles y hasta convenientes a ellos. Orar pidiéndole a Dios que convierta a tal o cual persona, pese a estar deseando para ella lo mejor, es pedirle a Dios que prevalezca por sobre su voluntad y le imponga la suya. Dios no opera así. Nos hizo con voluntad, libre albedrío y lo que aquí Pablo expresa muy bien… discernimiento. Todo para decidir por nosotros mismos, incluso, en qué sitio espiritual pasaremos nuestra eternidad. Nada menos.
Amén.
“Y la paloma volvió a él a la hora de la tarde; y he aquí que traía una hoja de olivo en el pico; y entendió Noé que las aguas se habían retirado de sobre la tierra”. Génesis 8:11 NVI
Bendito sea el Señor por este otro día de gracia, aunque esté yo ahora fatigado con sus afanes. Al preservador de los hombres elevó mi canto de gratitud. La paloma no halló descanso fuera del arca y por lo mismo, volvió a ella y mi alma conoció hoy más plenamente que nunca que no hay satisfacción en las cosas terrenales. Sólo Dios puede dar descanso a mi espíritu. Mis negocios, mis posesiones, mi familia, mis conocimientos, todo está bien en su lugar, pero esas cosas no pueden satisfacer los deseos de mi naturaleza inmortal. Vuelve a tu reposo, alma mía, pues el Señor te ha tratado generosamente. Fue en la hora de reposo, cuando las puertas del día se cerraban, que, con las alas fatigadas, la paloma volvió a su dueño. Señor, capacítame hoy mismo, ahora mismo, para volver a Jesús.
Amén.
“El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles. El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Apocalipsis 3:5, 6 NVI
Habría que preguntarse, si es como algunos sostienen que lo de la guerra espiritual es una exageración que lo único que consigue es promocionar al diablo, de qué cosa un creyente podría salir vencedor. Y seguidamente, la reconvención muy seria y muy grave para tantos que por no leer debidamente la Biblia, no sólo se han metido en discusiones doctrinarias estériles, sino que además nocivas y erróneas. Porque si yo leo que Dios no borrará mi nombre del libro de la vida cuando obedezca, es porque mi nombre ya había sido anotado allí en mi conversión… ¿Verdad? ¿Y qué es lo contrario? Que yo decida no obedecer. ¿Y entonces? Entonces, él si borrará mi nombre de ese libro. ¿Y cómo haría para borrar un nombre que por no haberse convertido, jamás estuvo allí? ¡Imposible! Entonces, ¿qué nombres borra Dios cuando se desobedece? Tú tienes suficiente entendimiento como para evitar que yo te lo explique...
Amén.
“Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso: Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les concedan gracia y paz. Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo”. Efesios 1:1-3 NVI
A primera lectura y sin entrar a profundizar el contenido… ¿No te parece un destrabalenguas este texto? ¿Cuántas veces dice “Cristo Jesús”? ¿En cuántas leemos “el Señor Jesucristo”? No es ningún jeroglífico ni destrabalenguas, es la expresión genuina de alguien que conocía muy bien el contenido de la deidad y como referirse correctamente a ella. ¿No has notado que hay cristianos que solamente hablan de Dios y no mencionan jamás a Cristo, o Jesucristo y mucho menos al Espíritu Santo? Y no estoy hablando de menciones formales o rituales, estoy hablando de gente que habla de cosas en las cuales cree y deja de hablar en lo que aparentemente, cree un poco menos. ¿Has leído que al que cree todo le es posible? ¿Has leído que sin fe es imposible agradar a Dios? Será bueno que lo creas y lo pongas por obra ya mismo, en todo.
Amén.
“No formen yunta con los incrédulos. ¿Qué tienen en común la justicia y la maldad? ¿O qué comunión puede tener la luz con la oscuridad? ¿Qué armonía tiene Cristo con el diablo? ¿Qué tiene en común un creyente con un incrédulo?”. 2 Corintios 6:14, 15 NVI
Este pasaje ha sido utilizado para todas aquellas alternativas que tienen que ver con lo que normalmente llamamos… el yugo desigual. Que tiene vinculación con toda la actividad que una persona pueda realizar en la tierra, pero que eminentemente está sobredimensionado en lo concerniente al matrimonio. Sin embargo, algunas cosas no han sido tomadas como son, sino como parecen ser… una jovencita que va a una iglesia, jamás va a ponerse de novia siquiera con un joven que no va a ninguna iglesia, porque eso es “yugo desigual” ya que se entiende que si ese muchacho no va a una iglesia, es porque no cree. Puede ser. Pero también puede no ser. Además, una joven ungida por el Espíritu, creyente fiel y sincera, casada con un dominguero, uno de estos hombres que vive como le parece pero que no falta a un culto cada domingo… ¿No es también un yugo desigual? ¡Tenemos tanto para aprender!
Amén.
“Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús. Lo que me has oído decir en presencia de muchos testigos, encomiéndalo a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados para enseñar a otros. Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús”. 2 Timoteo 2:1-3 NVI
Punto primero… la gracia fortalece. No se trata solamente de un mero favor de Dios para nuestra salvación, se trata de un ingrediente básico para nuestra vida espiritual. Punto segundo… lo que hemos oído sobre el evangelio a hermanos crecidos, maduros, sólidos, no se lo repitamos como en un casete de audio a cualquiera que no sepa ni pueda aprovecharlo, sino a gente digna de confianza que esté capacitada para enseñar a otros. - ¿Eso significa que deberán inscribirse en seminarios o institutos? En absoluto. Eso significa que deberán tener un auténtico llamado al ministerio magisterial y no ser maestros seculares. Punto tercero… lo creas o no, lo vivas o no, eres un soldado de Jesucristo. Y como a todo soldado, le llegará el momento de entrar en combate. Para eso cuentas con las mejores armas. Dos preguntas… 1. ¿Combatirás? 2. ¿Aceptarás sufrir por ese combate?
Amén.
“Ya no volverán a ser presa de las naciones, ni serán devoradas por las fieras. Vivirán seguras y nadie les infundirá temor”. Ezequiel 34:28 NVI
¿Quieres una interpretación bastante clásica de este texto? Habla de Israel como nación contemporánea. Dice que no volverá a ser aprisionada por naciones que siempre le han sido hostiles, que no será derrotada por extraños y que el miedo se retirará definitivamente de ella. ¿Quieres otra interpretación? Habla de la iglesia, que ya no tendrá que estar presa de las naciones donde se encuentra habitando, que no será destruida por gobiernos seculares y que no tendrá nada de que temer. ¿Una última? Habla de ti y de mí. Y nos dice que si confiamos en él, ya no volveremos a ser prisioneros de sistemas, estructuras y organizaciones religiosas. Que no seremos devorados por fieras que Jesús conoció como fariseos y que ya no tendremos liderazgos despóticos que nos infundan temor. Quédate con la que mejor te caiga a tu sentir. ¿Amén?
Amén.
“Pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril; y los dos eran de edad avanzada”. Lucas 1:7 NVI
Aquí hay dos elementos indestructibles para el impedimento de la procreación.
¿Qué línea de nuestra medicina moderna podría oponerse a un diagnóstico negativo para la idea de procrear por parte de un matrimonio con estas características que tenía el de Zacarías y Elizabet? Ella era estéril, esto significa que ya habían intentado mucho antes, quizás desde siempre ser padres y no lo habían conseguido. Y ahora, con el correr de los tiempos, se le había añadido otra condición inapelable que la misma naturaleza dispone para la organización de la raza humana: eran de edad avanzada. ¿Alguien hubiera seguido insistiendo? Nadie con dos dedos de frente y confianza en los dictámenes de la ciencia. Pero… ¿Cuántos saben que nuestro Dios es un Dios de todo poder? Porque esta historia no concluye con una frustración paterna ni mucho menos, sino con victoria en el Señor. ¿Por qué no terminará la tuya de igual modo?
Amén.
“— ¿No han leído —replicó Jesús—que en el principio el Creador “los hizo hombre y mujer”, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo”? Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Mateo 19:4-6 NVI
1 + 1 = 1. No es una operación matemática errónea. Es la fórmula del éxito que nos da Dios. El hombre y la mujer que se unen en matrimonio ya no son dos, son uno. Y contrariamente a lo que la gente pueda decir, la unidad no produce falta de realización personal sino que la potencia. Las diferencias enriquecen y hacen que las debilidades de uno sean cubiertas por el otro y viceversa. Ser diferentes es una ventaja y no un problema en la unidad familiar. Es más, lo que hoy te puede estar molestando de tu cónyuge puede ser lo que al principio, cuando la conociste, te atrajo, justamente porque era diferente a ti. No permitas que el diablo use esas diferencias para romper el vínculo que los une. Esas diferencias las puso Dios para hacernos más fuertes. Aprovéchelas para hacer de tu hogar un hogar equilibrado, fuerte, estable. No te enoje con el otro, recuerda que son uno y si no se ponen de acuerdo no podrán avanzar, pero si lo hacen, su avance será como el de un torbellino. Nada podrá impedir que ustedes como familia, logren el sueño de Dios. Hay poder en la unidad. ¿Tienes en tu vida a personas que son diferentes a ti? Agradécele a Dios por eso y pídele que te enseñe a utilizar el potencial que hay en la unidad de esas diferencias.
Amén.
“Cuando los dos discípulos le oyeron decir esto, siguieron a Jesús”. Juan 1:37 NVI
Los discípulos de Juan siguieron espontáneamente a Jesús. Ellos estaban preparados, pero sabían que él tenía mucho más para enseñarles. Grande fue su sorpresa cuando vieron y escucharon a un Jesús que nada tenía que ver con las tradiciones judías del Antiguo Testamento. Es que Jesús vino a cambiar todas las cosas, a revelar una religión que ninguno había conocido hasta entonces y que todavía no hemos acabado de comprender. No es la religión de un Dios a la medida de nuestras ideas, que obra según nuestros planes. Se trata de un Dios humilde de corazón, que somete el mal con la bondad y la mansedumbre, un Dios que vino al mundo a amar, a entregarse como el cordero destinado al sacrificio. - ¿Qué buscan? Son las primeras palabras que pronuncia Jesús al ponerse en contacto con sus seguidores. Y es la pregunta que nos hace a todos los hermanos y hermanas deseosos de la luz. Vengan y vean, es la invitación que nos hace Jesús accediendo a la pretensión de conocerlo. Verlo implica abrir la puerta a las sorpresas, a la vida. Cuando la vida entra, ella misma ayuda a elegir el camino y va desplazando otros que nos hielan el corazón, como el consumismo, la avaricia, la codicia, el egoísmo. Hemos encontrado al Mesías, es el grito de júbilo que descubren los corazones de los creyentes auténticos. Y esto sucede porque es Jesús quien nos moviliza con su fuerza persuasiva. Permitámosle entonces el actuar en nuestras vidas. Él está en medio nuestro y nos pide que como Juan seamos sus profetas y testigos, vayamos juntos de la mano como hermanos.
Amén.
“Como ya lo hemos dicho, ahora lo repito: si alguien les anda predicando un evangelio distinto del que recibieron, ¡que caiga bajo maldición!”. Gálatas 1:9 NVI
¿Te imaginas a ese predicador internacional que tanto prestigio ha obtenido, llegando de visita a tu iglesia y predicándote un evangelio distinto al que hemos recibido? - ¡Hermano! - ¿Cómo va a predicar un hombre de Dios, importante, un evangelio distinto? Allí está la clave… un hombre de Dios, seguramente no lo haría, por lo que cabe la pregunta… ¿Son de Dios, realmente, todos los que nosotros denominamos como hombres de Dios? Porque predicar, por ejemplo, un evangelio basado y sustentado pura y únicamente en la prosperidad económica, añadiendo premisas tales como arrojar dólares sobre la plataforma porque de esa manera Dios los multiplicará, créeme, es predicar un evangelio distinto. Y si eso es así, ese predicador, con todo su prestigio, con toda su fama y alcance, está bajo maldición.
Amén.
“En medio de los candelabros estaba alguien “semejante al Hijo del hombre”, vestido con una túnica que le llegaba hasta los pies y ceñido con una banda de oro a la altura del pecho”. Apocalipsis 1:13 NVI
Uno semejante al Hijo del Hombre. ¿A quién está viendo Juan? Cristo. - ¿Jesús? No, Cristo. - ¿Pero no es lo mismo? No, Jesús es el niño nacido del vientre de María al que luego encarnará Dios mismo. Cristo es el Hijo que nos es dado por Dios. Jesucristo, la unidad de ambas esencias. Juan ha recibido el mandato de escribir lo que está viendo. A Dios le interesa que tú conozcas la fisonomía del Hijo. - ¿Pero y ese rostro de Jesús que tanto hemos visto en cuadros, pinturas y estampas? A ese en ningún momento se lo describió físicamente porque a Dios no le interesaba que supiéramos como era su rostro. Lo que mayoritariamente hemos visto, ese Jesús sanguinolento, sufriente y deprimido, es la pintura que a los demonios les encanta venderles a los cristianos. ¿Y sabes qué? Ni te imaginas cuantos la han comprado.
Amén.
“De hecho, Jesús ha sido estimado digno de mayor honor que Moisés, así como el constructor de una casa recibe mayor honor que la casa misma. Porque toda casa tiene su constructor, pero el constructor de todo es Dios”. Hebreos 3:3, 4 NVI
¿Comprendes con claridad lo que está diciéndote? Está claro, Jesús merece y tiene mayor honra que Moisés por una simple razón elemental… Jesús es Dios, Moisés es hombre. Y el constructor de esta casa es Dios, no el hombre. Porque Dios construye sobre roca, el hombre sobre ladrillo. Y la roca se encuentra fiel y limpia en la misma naturaleza, mientras que al ladrillo hay que construirlo y cocinarlo en hornos humanos. Aprende… toda obra de la carne, es abominación para Dios. Ya sé que esto lo sabes y te lo han predicado mil veces, pero es tiempo que te recuerde que cuando hablamos de obras de la carne, no sólo nos referimos a pecados, sino también a obras que en apariencia pueden ser correctas, pero sólo son buenas. Y si el hombre se salvara por buenas obras, la Cruz Roja, sin importar la fe de sus miembros, sería toda salva y no lo es. Porque una cosa es hacer buenas obras, (Moisés) y otra es tener obras correctas (Jesús).
Amén.